El embarazo vivido desde una perspectiva holística
La historia de Laura Correa, Médica terapeuta holística y parte del equipo fundador de Acunar.
El embarazo es una experiencia única para cada mujer que sólo se entiende cuando se vive. Uno cambia profundamente en todas las esferas del ser: física, mental, emocional y espiritual. Hay momentos donde te juegan malas pasadas; el dolor de espalda, las náuseas y vómito, la labilidad emocional, son los más comunes. Pero también representa cambios maravillosos que te hacen crecer como ser humano, madurar, cambiar de perspectiva y expandir la consciencia.
Afortunadamente contaba con muchas herramientas que me ayudaron sobrellevar los síntomas, e hicieron mi embarazo bastante particular.
Gracias a mi experiencia como médica y algunos años practicando yoga y meditación, tenía ya una amplia consciencia sobre mi cuerpo y los cambios que se llevaban a cabo. Así mismo, desde inicios del embarazo tuve una profunda conexión y comunicación con mi hija, al punto de lograr entender qué estímulos, personas, lugares o situaciones le agradaban o disgustaban.
La actividad física fue clave. El yoga y la natación me ayudaron a prevenir y aliviar los dolores, tan comunes en éste período, y a prepararme para el momento del parto. Incluso mi vientre creció poco. Los médicos creían que mi hija era muy pequeña, pero lo que ocurrió fue que al ser más flexible, la pelvis se abrió más y pudo albergar mejor a la bebé en mi interior, sin que ello representase una real complicación.
La alimentación fue importante también; me aseguraba de comer la mayor cantidad de frutas, verduras y granos posibles. Esto fue clave teniendo en cuenta que tenía principalmente una alimentación basada en plantas. Sin embargo, no tenía problema en satisfacer mis antojos y disfrutarlos plenamente. En esta etapa te vuelves mucho más consciente de la relación entre tu cuerpo y los alimentos que consumes.
Durante gran parte de mi embarazo, parto y postparto viví en casa Karuna, lugar que fue la sede de Osadhi entre junio de 2019 y febrero de 2020. En este lugar pude conectarme con la naturaleza y sentir toda la energía de amor que tenía en mí con el embarazo. Compartimos el espacio con terapeutas de varias partes del mundo, lo cual fue increíble considerando mi embarazo.
Las medicinas naturales fueron una ayuda durante todo el proceso. A pesar de que tuve náuseas durante todo el embarazo, las aliviaba con medicinas naturales como infusiones, acupresión y otros.
La terapia Thai me proporcionó alivio de dolores, relajación y mejor adaptación a los cambios. Tuve la fortuna de contar con terapeutas maravillosos. El masaje Thai fue muy importante para aliviar el dolor de cadera y espalda, sobre todo en las etapas más avanzadas del embarazo -cuando los cambios de postura son muy marcados- y en el postparto, cuando mi cuerpo se estaba reacomodando.
El parto
Finalmente llegó el gran día: tuve un parto atendido en casa maravilloso, en compañía de amigos que a la vez eran mis terapeutas (dos médicas y un Doula) y mi pareja. El apoyo psicológico que me brindaron hizo que el proceso fuera ameno. Mi cuerpo era fuerte y flexible para soportar una larga jornada que duró en total unas 19 horas. Mi hija vino al mundo en las mejores condiciones posibles y sin ningún tipo de complicación.
Se respetaron con paciencia todos los tiempos: el momento de las contracciones, dónde me realizaban masaje para calmar el dolor intenso. Siempre escuchaba palabras amorosas que me daban fortaleza. El momento del parto en el que se me permitió pujar en la posición más cómoda y con ayuda de mi pareja. Después del expulsivo tuve contacto inmediato piel con piel con mi hermosa hija y posteriormente inicié lactancia, lo que me permitió liberar la oxitocina necesaria para evitar cualquier tipo de sangrado anormal y una rápida salida de la placenta.
Mi cuerpo se recuperó rápidamente. Nunca presenté sobrepeso, inflamación, cambios irreversibles como estrías, varices o alteraciones de la presión arterial durante el embarazo o posterior a éste. Después de un merecido descanso, me encontraba preparada para iniciar la aventura de ser madre.
Llena de amor y gratitud hacia las personas que me acompañaron durante todo el proceso, hacia mi misma por tener la fuerza y voluntad para prepararme durante nueve meses para esa nueva etapa, pero sobre todo hacia mi nueva maestra y compañera de vida.